sábado, 7 de enero de 2012

DE COMO, AFORTUNADAMENTE, LA VIDA SE CONTAGIA DE 2.0




En 2011 he descubierto que es maravilloso escribir en los libros, subrayarlos, llenarlos de comentarios y dibujos, exclamaciones... hacerlos míos por completo. Después de tantísimos años disfrutando de la lectura, metiéndome en las historias ajenas como si fueran mis propias aventuras, compartiendo penas, alegrías, reflexiones, paisajes, hogares, historias con los personajes y sus creadores, no pensaba que mi relación con la lectura pudiera ser aún más intensa y apasionada... y sin embargo, llegó internet. Llegó, y conquistó mis dominios, paralizados en el temor reverencial hacia esa "raza elegida" de autoras y autores publicados por terceros, liberándome (espero que para siempre) de la inmovilidad sumisa ante una hoja de papel impreso y encuadernado.

La flexibilidad del medio se contagió al papel. ¿Cómo, después de entrar y residir en la comunidad que formamos blogueros y comentaristas, podría dejar de volcarme en mis libros de papel? Expresar las ideas, los sentimientos que produce una lectura obliga a elaborar, después de una primera oleada, más emocional, el propio pensamiento en relación con lo que se lee. De hecho, las herramientas (aparatos y aplicaciones) para lectura en formatos digitales van incorporando la posibilidad de editar, hacer anotaciones, subrayar... Esto es, nos empujan a rebelarnos, haciendo posible lo que muchas personas de mi generación hemos considerado (¡qué equivocadas!) sacrilegio. ¿Cuánto más no habríamos aprendido llenando las páginas de los libros con nuestras aportaciones y compartiéndolos después?

Ahora no tengo ninguna duda de que los procesos creativos de todos se entremezclan, que la filosofía de compartir a través de la creación y el mash-up es mucho más connatural a nuestra forma de aprender y desarrollarnos que la contemplación de lo que otros hicieron. Siento una gran alegría al haber podido ir un poco más allá en mi relación con las ideas y los sentimientos expresados y divulgados por otros individuos de mi especie, y una gran tristeza porque no me ayudaran mis mayores a descubrirlo dejándome garabatear sus obras completas de Marx o Don Quijote de la Mancha. Tristeza porque el mensaje subyacente es que la admiración y la veneración son la misma cosa...

La libertad, bien entendida, empieza por una misma. ¿Cómo, si no, podremos enseñársela a nuestras hijas e hijos? Libertad para admirar o denostar, y libertad para decirlo, para dejarlo impreso a punta de lápiz, o a golpe de teclado. La vida 2.0 no es una moda pasajera, es un multiplicador de esfuerzos, un cerebro y un corazón dotados de millones de manos para la acción y voces para iluminar las zonas más oscuras del planeta. Y esto es lo más grande que podemos dejar a las personas que vienen detrás.

(PD. La imagen la subió hace un rato a twitter @rubendiaz y desencadenó el post)